Siglos atrás, los reinos de China y Japón se ven envueltos en un conflicto de intereses un tanto peculiares. Kotaro, un jovencísimo huérfano, es separado de su maestro tras escapar del ataque de unos guerreros Ming, los cuales han recibido la orden de darle captura. Estos le persiguen hasta Japón, a dondeKotaro, acompañado de Tobimaru, su perro de raza shiba inu, regresa, malviviendo del pillaje con la intención de reunirse de nuevo con su mentor. Un día, mientras buscan cobijo en una casa abandonada en una zona rural, se topan con un misterioso y joven ronin que, debido a sucesos del pasado que prefiere no recordar, ha renunciado a su rango de samurai y prometido no volver a desenvainar la kanata; se hace llamar Sin nombre.
En un principio, la relación entre Kotaro y Sin nombre se rige por puro interés: Tobimaru está a punto de morir tras ser alcanzado por una flecha envenenada y Sin nombre, alentado por la promesa de Kotaro de darle una recompensa si le salva y le lleva hasta donde su maestro ahora se encuentra, accede a custodiarle, pero a medida que transcurren los días y comparten aventuras y confidencias, va forjándose una amistad basada en la admiración y el cariño mutuo.
Kotaro aprende de él a cabalgar y manejar la espada, y descubre que Sin nombre no es japonés; llegó de tierras lejanas, sin que conserve mayores recuerdos de sus orígenes. Debido a los problemas que le ha ocasionado el tono rojizo de su cabello, se lo tiñe de negro regularmente con tal de pasar desapercibido.
Los secretos no terminan ahí: cuando Kotaro se reúne con su maestro, Sin nombre percibe que ocurre algo extraño; en realidad, los Ming se encuentran moviendo los hilos, puesto que Kotaro porta, según la profecía, una sangre pura que otorgará el poder de la inmortalidad al que la beba, una vez extraída durante una confluencia astronómica que se producirá en breve.
Dispuesto a no permitir que los Ming acaben con la vida de su joven amigo, Sin nombre no dudará a la hora de enfrentarse a los Ming y, en concreto, al más poderoso de estos últimos: Luo-Lang, un temible adversario que, al igual que él, es extranjero, de piel blanca, cabello rubio y ojos azules. Luo-Lang, motivado por la posibilidad de enfrentarse a un rival digno de su nivel, se enzarzará en un duelo a muerte con Sin nombre, el cual no duda en romper su promesa y volver a empuñar el acero.
Un bello culto a la tradición marcial
El estudio Bones, artífice de obras tan importantes en el panorama de la animación japonesa como Wolf's rain, Soul Eater o las adaptaciones de Full Metal Alchemist, demostró con Sword of the stranger el porqué de su reputación, volcando en los 100 minutos de duración de la película lo mejor de su estilo, consiguiendo un metraje plagado de entornos que evocan ese pasado del Japón feudal y personajes carismáticos, mereciendo las escenas de lucha una mención aparte. Estas últimas, repletas de acción, cuentan con una sucesión ágil de imágenes que reflejan lo mejor de la épica de espadas, sin que se haya prescindido de elementos menos amables como la sangre o la violencia inherente al combate.
Sin embargo, hay un aspecto que resulta desconcertante: la película data de 2007, por lo que algunas escenas de la enorme construcción erigida por los Ming, realizadas por ordenador, resultan toscas y fuera de lugar, puesto que es de extrañar que no se supiera sacar mejor provecho a la tecnología disponible.
Sword of the stranger es, visualmente, un buen espectáculo que logra plasmar el ambiente de la narración, sombrío a veces, amable en otros. No marca tendencia ni pasará a la historia por haber supuesto un punto de inflexión, pero sí que satisface las expectativas de los más exigentes.
Una estupenda relación calidad/precio
La apuesta de Selecta Visión por este título resulta acertada en cuanto a los formatos en que se ha puesto a la venta. En el caso concreto de la edición en DVD para coleccionista, la película ofrece una buena calidad de imagen, suficiente para enfrentarse al reto de los monitores de alta resolución. En lo que a la edición se refiere, el menú del disco principal es sencillo, dejándose el material adicional para el disco extra que incluye esta versión.
En lo que al doblaje se refiere, si bien es correcto y la adecuación de las voces al perfil de los personajes es más que acertada, hay un punto en concreto donde esta versión española flaquea con respecto a la japonesa: pese a que en la original se conserva el chino como idioma empleado entre los Ming en determinadas escenas, poniendo subtítulos en japonés para entendimiento del espectador, en la española se ha optado por doblarlo todo, produciéndose situaciones un tanto absurdas, como diálogos en los que se resalta que uno de los enemigos no entiende nada de lo que dicen los otros porque no habla chino. Quizás hubiera sido preferible preservar esta dualidad, optando por doblar únicamente el japonés como idioma predominante, si bien la opción escogida porSelecta Visión no es descabellada ya que, el que quiera verlo así, sólo tiene que cambiar la pista de audio y seleccionar la correspondiente.
Por tanto, Sword of the stranger es una buena opción para aquellas personas que gusten del manganime de samurais y la historia antigua de Japón. Es una muy buena película, aunque no magnífica, que deja una gran sensación una vez vista, por la relación entrañable entre Sin nombre y Kotaro, así como el ensalzamiento de la amistad y la entrega, sin caer en tópicos empalagosos.
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